Esta es una reflexión de una muy querida amiga que publicó hace poco. Espero nos haga reflexionar... aquí va!!!
1 [a] Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña.
Tenía mi amado una viña
en una ladera fértil.[b]
2 La había cercado y despedregado
y plantado de vides escogidas;
había edificado en medio de ella una torre
y había hecho también en ella un lagar;
y esperaba que diera uvas buenas,
pero dio uvas silvestres.
3 Ahora, pues, vecinos de Jerusalén
y varones de Judá,
juzgad[c] entre mí y mi viña.
4 ¿Qué más se podía hacer a mi viña,
que yo no haya hecho en ella?
¿Cómo, esperando yo que diera uvas buenas,
ha dado uvas silvestres?
[...]
7 Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos
es la casa de Israel,
y los hombres de Judá,
planta deliciosa suya.
Esperaba juicio,
y hubo vileza;
justicia,
y hubo clamor.[d]
(Isaías 5)
¿Qué hemos hecho?
Hemos hecho nuestro mejor intento por cultivar nuestra viña.
Hemos levantado cercos, bien estructurados.
Despedregamos la tierra, dejando algunos heridos.
Plantamos vides escogidas estrategicamente y nos sorprendimos cuando no dieron fruto, entonces buscamos otra estrategia.
Edificamos en medio de ella una torre, que exaltó nuestro nombre.
Sí! Nos hicimos un nombre!
E hicimos un lagar, donde dejamos fermentar nuestras intenciones.
Y esperamos que nuestras viñas diesen uvas.
y cuando brotaron, nos conformamos con las uvas silvestres,
porque no supimos distinguir.
¡Qué hemos hecho!
Iglesia, qué hemos hecho.
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