miércoles, junio 13, 2007

Humildad/Soberbia

A veces pareciera que, cuando nos acercamos a Dios, comenzáramos a descubrir un "mundo al revés" (como muy bien lo definiera mi amiga Betsy Cowan). Y el ejemplo más claro de esto se encuentra en las bienaventuranzas.

Lo que el mundo nos dice es: teniendo bienes materiales, o una buena relación de pareja, o una alta posición social… entonces ahí seremos felices. Sin embargo, en Mateo 5:3-12 Jesús plantea algo completamente diferente, “desafiando el pensamiento” de la época, al decir que: teniendo hambre y sed (de justicia), siendo pobres (en espíritu), llorando, siendo compasivos…. entonces ahí seríamos felices.

Durante años ha sido uno de los mensajes más “románticos” del cristianismo (acentuando el hecho de que tendremos que sufrir). Sin embargo, su esencia va más allá de hechos concretos…. apunta a la actitud del corazón.

Para explicar esto me referiré a Salmos 138:6 “Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos”

Una persona altiva (o soberbia) es aquella que se tiene en sobreestima, menospreciando la ayuda de los demás. También lo podemos comprender como la antítesis de la humildad.

Entonces, una persona altiva de corazón jamás aceptará que necesita de Dios, mientras que un humilde de corazón reconoce que sin Él no tiene nada.

Siguiendo esta línea, la persona altiva no recibirá lo que Dios tiene para él, mientras que la humilde si.

Lo que Jesús expone en este pasaje de Mateo es una clara descripción de un corazón humilde que, independiente de su estado económico, político o social, sabe reconocer que necesita de Dios; que por si mismo es “pobre de espíritu, hambriento y sediento de justicia, sufrido hasta las lágrimas….” Pero que en Dios encuentra lo que le falta.

Eso es lo que hoy en día marca la diferencia en las personas: la disposición de su corazón frente al regalo de Dios.

Siendo ya cristiano, fue sorprendente para mi (y chocante) descubrir que seguía existiendo algo de esta altivez de corazón en mi interior; y doloroso el proceso para que esta saliera (y todavía no sale por completo…). Sin embargo, desde que Dios me lo ha ido quitando, ha ocupado ese espacio que queda vacío con más y más de Sus bendiciones y de Su presencia.

Probablemente te digas a ti mismo(a) “pero si yo soy humilde, ya reconocí que necesitaba a Jesús”. Déjame decirte (muy humildemente) que eso es solo el inicio de un camino a través del cual debemos aprender a “agachar la cabeza”, aunque muchas veces no entendamos porqué.

Permite (antes que termines de leer esto) que Dios te muestre y te revele si hay algo de soberbia en tu interior.

Si llegase a haber, pídele que te lo saque de raíz, y prepárate para una de las experiencias más dolorosas en la vida cristiana…

…pero con recompensas inimaginables!!!

DTB!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

“Jehová-lallevá”

PD: lo de orar para que Dios te exponga tu corazón… era en serio!!! así que a las rodillas!!!