viernes, septiembre 07, 2007

Cuando Dios promete...

Es común leer sobre profecías en el Antiguo Testamento. Sin embargo, cuan grande fue mi sorpresa cuando, en la iglesia de una amiga, un pastor se acerca a orar por mi y comienza a profetizar…. decía algo como “yo veo que tu harás….. y que serás…. que irás a…., pero no te quedarás allá” y cosas así.

Desde ese día creció en mí la inquietud de si se puede dar que existan profetas después de Cristo. En mi iglesia, el pastor me respondió “desde que se rasgó el velo TODOS podemos ser profetas cuando predicamos la palabra de Dios, ya que eso hacía un profeta”. Yo creo que esa respuesta es verdadera, pero no me dejó satisfecho….

Entonces acudí a las escrituras, y nuevamente me vi sorprendido; esta vez fue con Hechos 13:1, donde se habla de profetas “como cosa de todos los días”.

Sin embargo, este post no es para discutir sobre los profetas, sino sobre la profecía. ¿Cuánto valor tiene una profecía?

Podemos definirlas como las promesas de Dios para nuestra vida sobre el futuro. Desde ese punto de vista, me atrevo a clasificar las profecías en dos:

1) Escriturales (promesas de Dios para nosotros en la biblia).

2) Habladas (promesas entregadas en nuestros tiempos).

Espero que Dios se anime a comentar sobre el primer punto más adelante, ya que lo que me llama la atención ahora es el segundo.

Es importante aclarar que no es necesario de nadie para que tú recibas una profecía, porque eso lo entrega Dios. Lo puedo decir, porque lo que marcó un pilar fundamental en su relación con migo fue cuando, en el secreto de mi habitación, me entregó una promesa que hasta el día de hoy se está cumpliendo (y que no comentaré abiertamente porque dejaría de ser un secreto de Papito para mi). Esa palabra me ha sustentado en momentos duros y me ha alentado en momentos gratos.

De hecho, ¿sabían que es bíblico lo que estoy comentando?. Y espero que Dios nos abra el entendimiento para leer lo que Pablo le recomendó a Timoteo en 1 Timoteo 1:18-19a:

“Timoteo, hijo mió, te doy este encargo porque tengo en cuenta las profecías que antes se hicieron sobre ti. Deseo que, apoyado en ellas, pelees la buena batalla y mantengas la fe y una buena conciencia”.

Pablo le está recomendando a Timoteo que se apoye en las profecías que ha recibido a lo largo de su vida… ¡¡¡cuanto valor les habrá asignado que las consideraba como un pilar fundamental!!! Y no solo eso, también vemos que confía a Timoteo el encargo que le estaba encomendando a base de las profecías que se le habían dado.

De la lectura del texto podemos comprender que no se refiere a ninguna cita de las escrituras, sino netamente a palabras entregadas a él a través de otros hijos de Dios.

¿Qué te ha dicho Dios sobre tu vida?

Si Dios te ha entregado alguna profecía o promesa sobre ti, debes tener claro que se hará como Él lo ha dicho. Aunque te toque vivir lo que viviera José, quien recordaba los sueños de Dios mientras estaba encerrado en un calabozo… al final las profecías de Dios SIEMPRE se llevan a cabo.

¿Qué te ha dicho Dios sobre tu vida?

Si no sientes que Dios te haya hablado algo específico sobre tu vida, ¡no te aflijas! Para Nehemías no fue preponderante ninguna profecía, solo le bastó con saber que su pueblo sufría para activar (sin saberlo) los sueños de Dios en su vida.

Sin embargo, concluyo este post animándote a cercarte a Dios y preguntarle sobre tu vida. Estoy seguro que tiene algo que decirte, alguna promesa que te sustentará en momentos de dificultad y te guiará en decisiones futuras.

Deja que Papito te susurre al oído los sueños de Su corazón…. De hecho, si puedes, no dejes un comentario, sino ¡corre a la presencia de Dios!

más anhelo que escuches su voz a que me digas algo sobre este escrito.

=)

DTB!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!