jueves, julio 19, 2007

En el corazón de Dios

Esto no es mio (bueno, nada de lo que se encuentra en este blog es mío.... XD), pero me refiero a que no lo escribí yo. Sin embargo es tan valioso que decidí publicarlo (y también porque Dios así lo quizo.... XD). Ahí va!!!:



Hace unos días uno de mis mejores amigos fue papá por primera vez, cuando fui a su casa para visitarlos y conocer a su bebé él me dijo: “Darío, cuando yo estaba viendo a mi hijo nacer fue la cosa más maravillosa que he observado y, cuando la enfermera me dijo que tocara a mi hijo, yo acerque mi dedo, lo puse en su manita y cuando mi bebé apretó mi dedo mi corazón se derritió y lloré de emoción. Así es el corazón de un papá
Al contar esta pequeña historia quisiera que te preguntaras lo siguiente: ¿has pensado alguna vez en cómo es el corazón de Dios, nuestro Padre? ¿Qué es lo que en el hay? ¿Cuáles son los sentimientos que Él guarda y atesora?
Casi siempre pensamos que nuestro Señor, como Dios todopoderoso que es, no tiene los mismos sentimientos que muchas veces tenemos los “seres humanos”, por supuesto que me refiero a aquellos sentimientos puros en esencia, pero ¿acaso no fuimos nosotros creados a su imagen y conforme a su semejanza? (Gen. 1.26) al considerar esta verdad tenemos una pequeña ayuda más para conocer y entender al Dios que nunca hemos visto.
La vida del cristiano está llena de etapas que se deben cumplir y en los que debemos aprender a vivir más que a sobrevivir, son etapas como las que hay en nuestra vida natural, es por eso que Pablo dice en 1 Corintios 13.11 que cuando era niño pensaba, hablaba y jugaba como niño y es en esta etapa de “niños espirituales” (inmaduros espiritualmente) en la cual no nos damos cuenta que nuestro Dios también tiene un corazón, que es una persona, que su corazón no es un corazón duro sino muy sensible, lleno de amor incondicional, de ese amor que no podemos encontrar acá en el mundo y por lo tanto un amor que nos cuesta comprender, en conclusión, un amor Divino. Es por esta razón que cuando crecemos espiritualmente y dejamos de ser “niños espirituales” ya no nos interesa tanto el pedir a Dios cosas para suplir nuestras necesidades, ahora nuestro interés a cambiado un poco porque queremos pasar tiempo con Él, escucharle, caminar, sentarnos junto a Él y conocerlo. El apóstol Juan describe los tres niveles de desarrollo en la vida espiritual de un cristiano, el niño que ha sido perdonado, el joven que ha vencido al maligno y el padre que conoce a Dios (1 Jn. 2.12-13), la pregunta es ¿Quién de estos tres está más preparado para tener un hijo espiritual? Claro que el que es padre, se le denomina así porque es un cristiano maduro espiritualmente, son aquellos que ya han sido perdonados y comprenden el perdón de Dios, son los que ya han derrotado al maligno y que, por lo tanto, saben de la lucha espiritual, ellos saben que solamente hay un solo Campeón y su nombre es Jesús, estos son los que caminan con Dios día tras día en las presiones del mundo, son aquellos que le conocen, que saben distinguir Su voz en medio de tanto ruido, son aquellos que tienen intimidad con el Dios Soberano ¿cómo podemos dar a conocer a alguien que no conocemos? Son aquellos que vibran con cada nuevo nacimiento como en el caso de mi amigo.
El cristianismo no es sólo pedir, hablar y hacer, no es solo leer la Biblia y cantar con los ojos cerrados. Muchas veces nos olvidamos que comenzó como una relación personal y que debe mantenerse como una relación personal. Cuando nos convertimos nos hablaron de Dios, de Jesucristo y del Espíritu Santo, pero al ingresar a la iglesia muchas veces ya no nos hablan de Dios sino de cómo agradar a Dios, de que cosas debemos hacer y que cosas no debemos hacer y, por causa de esto, perdemos de vista a la Persona, a la maravillosa persona de Jesús y, por consecuencia, su corazón. Nuestro alimento espiritual no es debidamente equilibrado si ocurre esto. El que nos hayamos convertido tan solo es el comienzo de un largo conocimiento de Dios, es el comienzo de una relación personal y grupal con el Dios Trino, el Señor Jesús declaró que la vida eterna es conocer a Dios y a a quien Él envío, Jesucristo (Jn. 17.3), la vida eterna no es disfrutar el cielo, la vida eterna es disfrutar a Dios; la vida eterna no será allá en el cielo, la vida eterna es ahora, comienza aquí en este mundo, es cuando cada día conocemos y vivimos con Él, esta vida se prolongará por la eternidad. La vida eterna es conocer su corazón y vivir conforme a él.
Es imposible que al conocer el corazón de Dios no se efectué un cambio radical en nuestra vida, en nuestro propio corazón ¿por qué? porque conoceremos y entenderemos de una mejor forma el perfecto amor de Dios, ese amor que crea una nueva vida, amor por los que son esclavos de Satanás, amor por los enfermos, amor por aquellos que están en las tinieblas de la desesperanza, en la perversión del pecado y también el amor por todos aquellos que hemos creído con todo el corazón en su Hijo, la Biblia nos dice que este amor no tiene límite imaginable para el ser humano (Rom. 8.37-39), y es verdad que no podemos dimensionarlo, pero lo maravilloso es que sí podemos disfrutarlo y, al disfrutarlo, comenzaremos inevitablemente a amar a quienes son amados por nuestro Dios, las personas. ¿Te has interesado en conocer el corazón de Dios? ¿Le has pedido que te permita entrar y ver en su corazón? ¿Por qué solamente Él debe conocer nuestro corazón? ¿Cuánto apreciaríamos a aquella persona que, por voluntad propia, decidiera interesarse tanto en nosotros y, a tal nivel, que pueda entender lo que hay en nuestro corazón? Pues bien, Dios está deseoso de que nosotros, sus hijos, nos interesemos en su corazón, en lo que Él siente cuando nos ve cada día, en lo que Él siente por ti y por las personas que nosotros vemos a diario.
Cuando leo en la Biblia de qué manera Dios reaccionó a las malas decisiones, desvíos y pecados que personas cometieron y de cómo aún con Adán, cuando al parecer por su libre albedrío echó a perder todo el mundo perfecto que Dios había creado, Dios tenía un plan para él y un Salvador. Dios es Dios, Él llamó a Adán y lo vistió: lo amo. También el cuidado con David y su perdón cuando este cometió asesinato y adulterio; cómo trataba de enderezar a Israel por medio de los profetas cuando ellos como su pueblo lo traicionaban con otros ídolos, cómo les daba esperanza de un Redentor mientras ellos eran esclavos, cómo tuvo misericordia de Nínive, cómo escogió a una simple jovencita y a su esposo, un carpintero, para traer a este mundo a su Unigénito Hijo, cómo Jesús, sin acepción, llamo a todos a volver al Padre, cómo Él nos mostró al Dios no conocido, lleno de gracia y de verdad; cómo perdonó a la mujer adultera, cómo sano al leproso, cómo resucito a Lázaro, cómo alimentó a miles, cómo preparó simples pecadores como sus embajadores, cómo se hizo fuerte en su agonía para aceptar la copa amarga de su tortura, cuánto amor al llevar ese madero al Gólgota, cuánto amor al proclamar ¡CONSUMADO ES! Cuánto amor al dar su vida y al volverla a tomar para ser Rey y Señor, cuánto amor hoy al estar intercediendo por todos los santos y por aquellos que aún no le conocen, cuánto amor al prometer su regreso, cuánto amor al preparar un lugar para cada uno de los que dieron su vida a Él, que han confiado en Él, que han muerto por Él. Cuánto amor por aquellos que le sirven y viven hoy por Él ¿Cuánto amor en ese corazón? Este es el corazón de Dios.
Al mirar en la historia que me entrega la Biblia reconozco mi tendencia a desobedecer a Dios cuando leo de Adán, al ver al leproso reconocí la rebeldía que contaminaba mi alma y la carcomía, al ver la infidelidad de la mujer reconozco la infidelidad que tenía hacia Dios, cuando veo a Lázaro veo la consecuencia de mi pecado y el fin de mi vida. Sí, miremos en la Biblia, contemplemos su amor, mirémosle sudando gotas de sangre al afirmar su decisión de ir a la cruz, mirémosle en silencio recibiendo los golpes de los judíos y de los romanos, mirémosle vestido de púrpura, mirémosle coronado en espinas, veamos toda esa multitud que gritaba ¡Crucifíquenle! ¡Crucifíquenle! En cierto grado yo formaba parte de esa multitud y aunque no grite mi pecado si lo hizo. Fue Él quien tomo la cruz, fue Dios mismo quién fue clavado, Jesucristo es quien fue levantado en ese monte de muerte, fue Él por mí, fue Él por ti. ¿Cuánto amor en ese corazón?
Sí, nuestra vida no puede ser la misma al conocer su corazón, su amor es capaz de derretir cualquier otro corazón, no cualquiera puede conocer y saber de ese amor, sólo aquellos que se atreven y desean ser como Él, aquellos que están dispuestos a morir a su orgullo para así sentir con su corazón “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Jn. 15:13) Él tiene ese efecto, no nos deja indiferentes, nos atrae, nos conquista, nos hace uno con Él. El discípulo maduro es aquel que ha conocido el corazón de Dios y sabe lo que hay en él, es aquel que ha perdido su identidad para adquirir la identidad de Cristo, la Palabra de Dios dice. En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros (1Jn 3:16). Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos. Cuando conocemos el amor de Dios, nuestro corazón y todo nuestro ser querrá hacer lo mismo que Él hizo, Él tiene un llamado para los que le conocemos, un llamado que nace desde lo más profundo de su corazón “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.” (Mat. 4:19) un llamado a dar nuestra vida por los demás.

¿Responderás a su llamado?
¿Dejarás al mundo y sus deseos para ir en pos de lo eterno?
¿Estás dispuesto a dar tu vida por las almas como Él lo hizo?

viernes, julio 06, 2007

¡ríndete, renuncia!

Ya antes he comentado acerca de las paradójicas verdades del Reino de Dios, que suelen ser diametralmente opuestas a lo que el mundo enseña.

Lo que me llama a escribir hoy es (Dios…) un consejo que estoy seguro que sonará bastante raro: “Si te sientes esclavo de un vicio o pecado, y te das cuenta que ya no puedes más… ríndete, renuncia!

Creo que tengo tu atención. Sí, tienes razón al pensar que escucharás de cualquier pastor (o cristiano coherente y sensato) que no debes rendirte, que debes seguir luchando porque “el diablo está derrotado” y tarde o temprano la victoria de Jesús triunfará sobre tu vicio. Sin embargo, en las escrituras Jesús aparece con un mensaje completamente diferente.

Es el clásico pasaje de Mateo 16, donde Él nos llama a “negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz y seguirle”. Pero hay algo tras estas palabras que antes no veía… y lo graficaré con el siguiente ejemplo:

“Un pequeño de apenas un año de edad aprendía a caminar por el patio de su casa cuando aparece frente a él un imponente Manzano (comprendamos que para él ese Manzano era un verdadero gigante). Curioso, descubre que algo parecido a un juguete redondo y rojo colgaba de una de sus ramas, y se acerca para tomarlo y jugar con él. Pero, cuando alza su manito, se da cuenta que ni parándose sobre su mascota lograría alcanzar su anhelado juguete.

Sin embargo, el pequeño sigue tratando de alcanzarla (sin lograrlo), mientras su Padre lo observa desde el ventanal con una sonrisa en el rostro, preguntándose si su hijo se dará cuenta de qué es lo que debe hacer…”

Es tan probable para nosotros que abandonemos un pecado o vicio, como que ese niño alcance su anhelada manzana. Pero la historia no termina ahí…

“sorpresivamente el pequeño se da media vuelta y corre tras su Padre quien, al ver esta reacción, abandona su café y se acerca a su hijo.

Luego de parar de llorar, el niño le indica al Papá la manzana, pero este en vez de acercarse se aleja de ella…. El pequeño se da vuelta, mostrándole a su padre su tierno ceño fruncido, entre medio confundido y medio enojado.

El Papá lo lleva a dar vueltas, y al corto andar el niño vuelve a sonreír (olvidándose de la manzana), y ríe a carcajadas! Ambos juegan juntos un buen rato… hasta que el pequeño se cansa y se queda dormido en los brazos de su Padre.

Al despertar de su siesta no podía creer lo que veía… frente a Él se encontraba ese objeto redondo y rojo que tanto anhelaba”

Iba a seguir escribiendo, pero Dios me dijo que lo dejara hasta aquí. Si no te ha quedado muy claro ¡no te aflijas!, creo que es porque Él mismo quiere hablar contigo, y mostrarte esta gran verdad… te dejo en Sun manos

DTB!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Jehová-lallevá"

lunes, julio 02, 2007

Amigo anónimo

Esto lo escribió un amigo que me pidió dos cosas: 1) Que lo publicara en mi blog y 2) quedar anónimo...

"Cada vez que el carabinero se paraba en aquella esquina, tenía temor de pasar porque no sabía si los autos los irían a atropellar... Él quería pasar, pero zzumm.. un auto pasaba a su lado, y volvía a tener temor. Pero el carabinero pronto entendió que tenía toda la autoridad para cruzar la calle y con un sólo gesto detener todos los autos que se le cruzaran por delante... Lo que quiero decirles en esta tarde es que tenemos autoridad de parte de Dios, pero no sabremos si tenemos esa autoridad hasta que la ocupemos, al igual como lo hizo el carabinero"

Neltume estaba frío ese día. Los humos de la maderera se confundían con la neblina del atardecer de aquel día. Era el día en que se juntarían las iglesias para orar por su unidad, y él estaba allí. Creo que fue la persona idónea para crear un lazo de unidad entre todos los que estaban reunidos. No sé por qué cada vez que habla, muchas de sus palabras quedan retenidas por mucho tiempo en nuestras mentes. Su nombre es Guillermo.

Lo conocí hace un par de años y creo que ha sido uno de esos partner que nunca se dejan. Sus consejos, sus palabras de sabiduría y sus risas han tapizado de bendiciones nuestra amistad. Su trabajo intenso y su perseverancia hacen de él cada día un mejor hombre y un mejor cristiano. Ha luchado y ha vencido; ha trabajado y aunque muchas veces ni ha visto resultados, no se ha vencido. Ese es Guillermo Alcántara.

Y aquí unas palabras para ti:

"El llamado de Dios para tu vida es potente. Puedo verlo cada vez que hablas de Él y veo gente a tu alrededor con los ojos brillantes y llorosos recibiendo la palabra justa que necesitan. Otros han llorado sin temor junto a ti. Es el resultado de la intimidad que has tenido con el Padre.

Por eso Dios te ha dado nombre de valiente, nombre de los que alcanzan y cruzan las fronteras de la mente, y se atreven a soñar con cosas poderosas. Tienes un nombre grabado en cada uno de tus pasos, que es el sello del Padre sobre tu vida. Ese Padre que nunca te dejará, y que nunca te desamparará aunque veas los cieloso cerrados y las circunstancias sean adversas... Hay algo en ti que me inspira a seguir... Es tu ejemplo de valentía, tu ejemplo de locura que a todos nos deja sorprendidos, pero a la vez nos confronta y nos lleva a la sinceridad y a la trasparencia. Ya no importa el paso, sólo importa que has sido perdonado y amado hasta el fin"

Lo puedo ver en ti...

Sip... algo tienes y seguirás siendo sorprendido.

Te quiero amigo