Hola a todos!!!!! Es un verdadero placer volver a escribir en este Blog. Ya estaré comentado acerca de lo que viví este verano; por ahora, aquí les dejo lo que escribí en el bus camino a casa:
"Ha sido un verano intenso, estoy cansado. Muchas metas se cumplieron, y muchas no. Toda la obra de Dios se hizo, eso es innegable, pero….. y yo?
Sucede que antes de salir de Santiago le pedí a Dios, entre otras cosas, que trabajara con mi fuerza de voluntad. Ya estoy cansado de llegar tarde a todas partes, de no estudiar lo suficiente y de demorarme tanto en las mañanas.
Sin embargo, mientras avanzaban los campamentos y la gente se convertía, no notaba ningún cambio en mi interior. Seguía llegando tarde a las tareas comunes y también sin dedicarles el tiempo suficiente. (Ni siquiera a la oración).
Ahora voy camino a casa, y llegué a un punto cúlmine: me había propuesto buscar a Dios en el camino, y no lo hice.
Pero fue una agonía lenta, porque a ratos cerraba los ojos (haciendo el intento de orar), y a ratos me quedaba pegado en las batallas de la película “El Patriota”, que se estaba exhibiendo. A ratos miraba a mi compadre Deivid fundido (y casi fusionado) con Dios en adoración, y a mi bro metidísimo con sus apuntes de física y con Dios tbn, cantándole. Y yo..... ignoraba el anhelo de mi espíritu, haciendo cualquier otra cosa.
Cualquiera me diría “pero ve la película tranquilo y después oras”, que no es mala idea, pero iba en contra de lo que me había propuesto. Ese es el problema: Casi nunca cumplo con lo que me propongo.
Casi al finalizar la película cerré los ojos; ya no aguantaba más sin cumplir con lo que le había dicho a Dios. Y oré, y cante…
“Sin darme cuenta, me vi arrodillado en un lugar blanco y luminoso. No necesito levantar la mirada para saber que estoy ante el trono de Dios.
Su presencia me envuelve, y me tiro al piso ante Él. Puedo levantarme, pero quiero. Lo que quiero es quedarme ahí, adorándole, humillado y sin moverme.
Pero, sin hablar, Él me dice que debo levantarme. Miro hacia atrás, y me levanto sin voltearme. Estoy de espaldas a Él, y tengo miedo de mirarlo. Reconozco este sentimiento… es exactamente el mismo que me forzaba a no levantarme antes de que Él hablara, y proviene de todas y cada una de las veces en que le he fallado. Pero el no dice nada acerca de mis errores…
Nuevamente sin hablar, me envía. No me dice a donde, solo que avance en la dirección en la que estoy parado…. Así que comienzo a caminar.
Delante de mí solo hay un vacío lejano y una niebla. Atrás, Dios.
Bajo la mirada y sigo caminando. El suelo es luminoso y firme, así que camino y camino…. Algo me llama la atención: Su presencia deja de envolverme. Ahora solo lo siento por detrás de mí, como hasta la mitad de mi ser, y disminuye a medida que me alejo.
El camino cambió. Ahora es pedregoso….. y de improviso aparece una vía de ferrocarril. Continuo mi camino “durmiente tras durmiente” y, al levantar la vista, me encuentro rodeado de un pastizal verde muy extenso; y la línea del tren se extiende hasta el infinito…..
Pero hay algo un poco más adelante. Es una especie de punto negro.
Continuo mi caminata y, a medida que me acerco, el punto se va agrandando. Y algo comienza a invadirme. Es miedo, y cubre todo lo que no está bajo la presencia de Dios (que en esos instantes se encontraba bastante disminuida).
Estando ya a pocos pasos de esa cosa negra, la presencia de Dios me abandona por completo…. Estoy completamente envuelto por el miedo.
Bajo la mirada, pero no dejo de caminar. Algo raro me impulsa a seguir…. Son unas palabras que dan vueltas en mi mente: “Yo estaré siempre contigo”.
No puedo sentirle, pero estoy convencido que esas palabras vienen de Él, así que no dejo de caminar…. Hasta que llego delante de esa cosa negra (que, por cierto, era un poco más alta que yo, y no tenía forma uniforme).
Levanto la mirada.
Con Sus palabras en mi mente, mis ojos clavados en esa cosa y totalmente envuelto de miedo (pero decidido) le digo “en el nombre de Jesús apártate, y déjame caminar por la vía”.
Esa cosa negra ni se inmutó…. Pero yo tampoco dudé. Bajé la mirada y retomé mi caminar por los durmientes.
En cosa de segundos ya estaba a un paso de distancia de lo negro. Ni uno de los dos cedía un centímetro. Fue entonces que, totalmente resuelto en Dios, di el paso….”
Cuando abrí mis ojos ya estábamos cerca de San Fernando.
No entiendo muy bien que sucedió, pero se que debía escribirlo…. Y que, si no dudé cuando estaba totalmente envuelto en miedo, tampoco lo haré ahora."
Debo aclarar que esto no fue una visión. La verdad es que todo lo imaginé; podía sentirlo cuando lo hacía.
Pero.... y si Dios lo quizo así?
Bueno, queda a tú criterio.
DTB!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!