lunes, noviembre 26, 2007

Tiempo de Fruto

A la mayoría de nosotros nos llega por lo menos un momento de nuestras vidas en que nos sentimos tan cansados que no queremos hacer nada más que dormir. O también nos pasa que tenemos tantos problemas en que pensar que nos falta el tiempo para dedicarlo a nuestra propia vida. O puede ser una mezcla de ambas anteriores…. Sea como sea, se llega a un estado donde las fuerzas faltan.

En mi anterior post hablé sobre como la búsqueda de Dios producía en nosotros nuevas fuerzas que provienen de Él, sin embargo debo reconocer que no siempre ocurre así; y esto es porque Dios tiene otros planes para nosotros, y uno de estos aquel del que hablaré a continuación:

Para graficarlo bien utilizaré un árbol de mi patio:

Este es mi Durazno. A simple vista no se nota, pero sufre de una grave enfermedad, una especie de peste que se le pegó y que lo ha debilitado tanto que le botó el 85% de las hojas.

Yo lo he visto en este proceso, mientras botaba de a una, de a dos, hasta ayer que botó como el 50% de ellas al mismo tiempo.

Mi Durazno está mal. Sin embargo, algo me llama la atención de una forma muy especial: a pesar de estar gravemente enfermo (y quizás muriendo) y de haber perdido casi la totalidad de sus hojas, no ha perdido SUS FRUTOS.

Los sostiene, se aferra a ellos y se niega a botarlos. A pesar de que uno ya calló, le quedan cuatro que siguen en la batalla.

Mi padre lo ha rociado con líquido especial varias veces, y la peste no retrocede.

Cuando me acerqué a este combatiente árbol el otro día, algo extraño sucedió. Recordé rápidamente el pasaje de Ezequiel cuando Dios le pregunta al profeta: (Dios) “¿Vivirán estos huesos?”; (profeta) “Señor Jehová, solo tú lo sabes”; (Dios) “¡profetiza sobre esos huesos!”.

Sentí como si Dios me hiciera la misma pregunta que le hizo años atrás a Ezequiel, y le respondí algo parecido (teniendo en cuenta que no logramos sacarle la peste al árbol con nada). Luego me pasó otra de esas locuras que creo que recordaré por toda mi vida, cuando creo haber escuchado de Dios “profetiza sobre ese árbol”….

A todo aquel que me considere loco, no tengo argumentos en contra. Solo se que ese día “impuse mis manos sobre un árbol” y declaré vida sobre él.

Esto fue hace ya dos días. No se que sucederá con él en el futuro, pero no descarto que en realidad Dios me haya hablado, y este árbol llegue a dar preciosos frutos, grandes y deliciosos.

De esta historia se pueden hacer varias analogías. Oro al Dios del cielo para que te ministre personalmente usando esta historia, ya que Dios nos quiere decir algo a cada uno. A mí me mostró lo siguiente (retomando el tema con el que empecé):

“Cuando estamos mal y nos sentimos sin fuerzas o muy aproblemados, lo único que no debemos dejar de lado es nuestra comunión con Dios. A veces unos 30 segundos de oración sincera son suficientes para decirle a nuestro Padre “te amo más que a mi vida” en vez de pretender 30 minutos de estudio bíblico cabeceando por el sueño.”

“Si no perdemos a Jesús de vista en esos momentos difíciles, resguardaremos lo mismo que el árbol que ya había perdido todas sus hojas: el fruto del Espíritu, el resultado de la presencia de Dios en nuestra vida (Gálatas 5:22-23).”

DTB!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!